
Hace unos años, corrió el rumor de que una joven promesa del fútbol checo había desembarcado en Independiente de Avellaneda; este joven de 19 años de edad, se llamaba Milan Baroš.
Un buscatalentos lo acercó a la institución ya que con la ida de Pascualito Rambert y el Palomo Usuriaga se había dejado un hueco difícil de llenar; es más, el bohemio futbolista estuvo unos días en la pensión del club rojo.
Muchos se preguntarán qué hacía acá; la verdad es que M. Baroš cree mucho en las personas y el representante aprovechó para decirle que Independiente era una selección B de República Checa (mismo color de remera) y que debía jugar gratis allí hasta consolidarse. La pantomima acaecía mientras el manager se absorbía el sueldo...
Lo más curioso fue que los dirigentes de CAI - al enterarse de esto - no le dieron ni un mango al representante, y Baroš - hablando como podía con los jugadores del Rojo - se fue dando cuenta de la cruel realidad. Dicen que el mismo Satanás Páez - antes de irse a Olimpo - le cantó la justa a Milan, quien decidió echar a su manager y abandonó el club; pero su amor por el color rojo no cesó y por eso fue a parar al Liverpool del Reino Unido, donde hace lo que más le gusta: jugar al fútbol.