24 de agosto de 2007

Gabriel Batistuta

¿POR QUÉ NO SE DIO LA UNIÓN ENTRE BATIGOL Y SAN LORENZO?

Corría el mes de julio de 2004 cuando a Néstor Gorosito - entrenador por entonces del club de Boedo - se le ocurrió traer como refuerzo a Gabriel Omar Batistuta; de su paso por la selección guardaba el teléfono que el goleador tiene en Florencia y no dudó en llamarlo. En la charla, que duró varias horas, Gorosito - luego de recordar viejos tiempos - le contó sus ideas y proyectos entre los cuales estaba la idea de que Bati sea uno de sus dirigidos. Se despidieron amistosamente y quedaron en seguir hablando. Pipo tenía muchas ganas de tenerlo pero tardó en llamar de nuevo porque justo llegó la factura del teléfono y esa llamada le salió carísima; con lo cual pidió el reintegro a los dirigentes de CASLA para seguir hablando, cosa que enlenteció las tratativas.

Al momento en que el Bati llegó a la Argentina de vacaciones, los mismos dirigentes aprovecharon la ocasión para seducirlo y que el máximo artillero de la Selección Argentina acordara la incorporación a San Lorenzo. Luego de un viaje extenuante, llegaron a la casa del Bati en la provincia de Santa Fe, llenos de ilusiones y de algunos presentes, entre los cuales se incluían una camiseta de la institución con el nombre del goleador, ropa del club, un PlayStation para sus hijos, las fotos de la concentración, un video del plantel pidiéndole que venga y una torta de manzanas (la especialidad de la cocinera del club). Pasaron la tranquera, llegaron a la casa y después de golpear en reiteradas ocasiones, se asomó el casero del campo. Al consultarle por Bati, éste dijo que se había ido al campo de Balbo a pasar el fin de semana porque el perro de Bati había roto la Pelopincho y - ante las reiteradas quejas de los hijos - fueron a lo de Abel que tenía una de fibra de vidrio.

Luego de discutir qué hacer, decidieron dejarle los presentes al casero y se volvieron a Buenos Aires. A la semana llamaron al Bati para ver si le habían gustado las cosas y saber cuál era la decisión que había tomado, a lo que Gabriel - sorprendido - dijo no haber recibido nada. Los dirigentes indignados acusaron al casero que era hombre de confianza del Bati, pero el goleador lo defendió y pensó para sí: "Si éstos me mienten en esto, me pueden mentir en todo...", con lo cual decidió no firmar. Decepcionado por todo lo sucedido, Batistuta prefirió el retiro de la práctica de fútbol.

Los dirigentes se preguntan qué pasó con los regalos y la respuesta es simple: el casero del campo de Bati es hincha de Huracán y toda la ropa de San Lorenzo la quemó, la torta de manzana se la comió esa misma tarde y los demás obsequios se los dio a sus queridos nietos, a quienes debía bastantes regalos por fiestas de cumpleaños en que cayera con las manos vacías.

Esperemos que Gabriel Batistuta - hoy retirado - se entere de la verdad y por lo menos en algún tiempo pueda convertirse en el DT de la institución, que se ilusionó con tenerlo entre sus filas.