¿POR QUÉ VIVALDO NO FIRMÓ EN BOCA?
Corría el año 2004 y ante el alejamiento de Óscar Córdoba y las convocatorias de Abbondanzieri a la selección argentina, los directivos xeneizes - encabezados por Mauricio Macri - salieron a la búsqueda de un arquero. Se esperaba una contratación rutilante: muchos hablaban de Nelson Tapia; otros de Peter Schmeichel (ya que él quería antes de retirarse incursionar en el fútbol argentino); y otros más osados vaticinaban la contratación de Oliver Kahn. Finalmente nada de esto ocurrió y el guardameta que estuvo a punto de firmar con Boca Juniors fue Jorge Vivaldo. Cómo se llegó a esto y porqué finalmente no firmó es lo que se va a intentar aclarar desde ahora.
Mauricio Macri tiene una debilidad y ésta es apostar en las riñas de gallos. Muchos aseguran haberlo visto por lugares clandestinos llevando a su gallo de lucha (llamado "Hugo Orlando") y apostar hasta lo que no tiene que su pupilo vence al que se le ponga enfrente. Una noche - en un reducto de Rafael Calzada - su gallo se enfrentó al de Hugo Issa (representante de jugadores). Antes de la contienda, Mauricio apostó su BMW (que había dejado estacionado afuera) y Hugo Issa prometió - si perdía - ceder tres pibes de las inferiores de Argentinos Juniors que tenían un futuro prospero. Comenzó el combate y los gallos se sacaban chispas; todo muy parejo, hasta que un picotazo letal del discípulo de Issa en el ojo derecho de Hugo Orlando sentenció la pelea. Mauricio aceptó la derrota y le dejó las llaves del auto rápidamente, mientras corría hacía una veterinaria para auxiliar a su amado gallo. Al salir del reducto, Issa se dio cuenta que el auto no estaba y unos borrachos de la puerta le informaron que unos malhechores se lo habían robado. Al día siguiente, Mauricio se enteró y mandó un mensaje de texto al celular de Issa para arreglar el asunto. Como compensación, Issa le pidió que contrate a alguno de los jugadores que tenía sin club. Las opciones eran: Vivaldo, Rudman y Catinot. Luego de pensarlo, el Cartonero pidió al arquero (con lo cual mataba dos pájaros de un tiro) y lo llamó rápidamente para arreglar su contrato. Se pusieron de acuerdo casi sin discutir y el Flaco se fue directamente a entrenar a Casa Amarilla con la promesa de Mauricio de firmar después del entrenamiento. Esa misma mañana, llamaron telefónicamente a Mauricio para informarle que había aparecido el auto, con lo cual se comunicó con Issa para ver qué prefería y éste sin dudarlo dijo: "¿Que te pensás, que soy gil? El auto, Papá...". Por lo tanto, al finalizar el entrenamiento - mientras se bañaba el Flaco - un secretario del presidente del club de la Ribera le dio la terrible noticia.
Luego de unos días de encierro, el Flaco decidió firmar con Chacarita con la ilusión de ascender y volver a jugar en la Bombonera para demostrarle a Macri el error que cometió al no permitirle defender la valla de su institución.
Corría el año 2004 y ante el alejamiento de Óscar Córdoba y las convocatorias de Abbondanzieri a la selección argentina, los directivos xeneizes - encabezados por Mauricio Macri - salieron a la búsqueda de un arquero. Se esperaba una contratación rutilante: muchos hablaban de Nelson Tapia; otros de Peter Schmeichel (ya que él quería antes de retirarse incursionar en el fútbol argentino); y otros más osados vaticinaban la contratación de Oliver Kahn. Finalmente nada de esto ocurrió y el guardameta que estuvo a punto de firmar con Boca Juniors fue Jorge Vivaldo. Cómo se llegó a esto y porqué finalmente no firmó es lo que se va a intentar aclarar desde ahora.
Mauricio Macri tiene una debilidad y ésta es apostar en las riñas de gallos. Muchos aseguran haberlo visto por lugares clandestinos llevando a su gallo de lucha (llamado "Hugo Orlando") y apostar hasta lo que no tiene que su pupilo vence al que se le ponga enfrente. Una noche - en un reducto de Rafael Calzada - su gallo se enfrentó al de Hugo Issa (representante de jugadores). Antes de la contienda, Mauricio apostó su BMW (que había dejado estacionado afuera) y Hugo Issa prometió - si perdía - ceder tres pibes de las inferiores de Argentinos Juniors que tenían un futuro prospero. Comenzó el combate y los gallos se sacaban chispas; todo muy parejo, hasta que un picotazo letal del discípulo de Issa en el ojo derecho de Hugo Orlando sentenció la pelea. Mauricio aceptó la derrota y le dejó las llaves del auto rápidamente, mientras corría hacía una veterinaria para auxiliar a su amado gallo. Al salir del reducto, Issa se dio cuenta que el auto no estaba y unos borrachos de la puerta le informaron que unos malhechores se lo habían robado. Al día siguiente, Mauricio se enteró y mandó un mensaje de texto al celular de Issa para arreglar el asunto. Como compensación, Issa le pidió que contrate a alguno de los jugadores que tenía sin club. Las opciones eran: Vivaldo, Rudman y Catinot. Luego de pensarlo, el Cartonero pidió al arquero (con lo cual mataba dos pájaros de un tiro) y lo llamó rápidamente para arreglar su contrato. Se pusieron de acuerdo casi sin discutir y el Flaco se fue directamente a entrenar a Casa Amarilla con la promesa de Mauricio de firmar después del entrenamiento. Esa misma mañana, llamaron telefónicamente a Mauricio para informarle que había aparecido el auto, con lo cual se comunicó con Issa para ver qué prefería y éste sin dudarlo dijo: "¿Que te pensás, que soy gil? El auto, Papá...". Por lo tanto, al finalizar el entrenamiento - mientras se bañaba el Flaco - un secretario del presidente del club de la Ribera le dio la terrible noticia.
Luego de unos días de encierro, el Flaco decidió firmar con Chacarita con la ilusión de ascender y volver a jugar en la Bombonera para demostrarle a Macri el error que cometió al no permitirle defender la valla de su institución.